lunes, 27 de octubre de 2008

Inolvidable Calamaro

Solo 15 minutos después de las 20:00, hora pactada para un nuevo ritual de la música y el rock, las voces de Andrés Calamaro y su banda empezaron lo que sería uno de los conciertos con mejor sonido, despliegue y calidad. El coliseo Rumiñahui fue testigo de dos horas con 15 minutos inolvidables.

 

Un paseo por la Lengua Popular de esta Alta Suciedad, al ritmo del Salmón. "Hombres y mujeres de Quito, buenas noches" decía Andrés Calamaro en la apertura de su concierto, en Quito, el 23 de octubre, donde paseo lo mejor de sus temas como solistas, unos toques de Los Rodríguez, algo hasta de Sabina, Tango Feroz. Fue un CONCIERTAZO, como decían muchos de los presentes en general, desde donde vivimos este espectáculo, desde donde coreamos con todo el coliseo, letra a letra, los temas de este argentino que ha hecho historia en la música de Buenos Aires, de América Latina y del mundo.

Músico, productor, intérprete y productor dice el Wikipedia de Calamaro, además que nació en Buenos Aires en 1961. También se dice en Internet que hizo delirar a 15 mil personas en Perú y que en Quito quedó agradecido del público. Algo que también le paso a su hermano, Javier Calamaro quien dio hace pocos meses un recital en la Casa de la Cultura, y quien quedó prendado de la capital del Ecuador, de su gente y la magia que por acá fluye.

Los Calamaro son de dar conciertazos, de enganchar al público, de respetarlo. Por ello, el ingreso de Andrés al escenario no se pasó de los 15 minutos de la hora pactada. Rindió homenaje a su carrera, a sus referentes y a la gente. La versión de Elvis esta vivo movió a todos, el Día de la Mujer Mundial sonó a himno, la Flaca se coreó con el corazón en la boca y hasta los tangos tuvieron aplausos desbordados. Al final, todos nos quedamos con ganas de más. Claro, fue la primera vez de Andrés Calamaro en el país...ojala no sea la última...porque son encuentros inolvidables. Salud Andrés y larga vida.

por Santiago Estrella Silva
 




lunes, 6 de octubre de 2008

Las rieles mueven al cine

El colectivo Tranvía Cero, organización encargada de las funciones masivas del 6to. Festival de Cine de Quito, Cero Latitud, dispuso la pantalla gigante, el proyector y amplificación en un escenario que se volvió mágico. Intentaré describir con detalle el ambiente. 



La Maldonado se parece más a un chaquiñán que la avenida de ingreso a la capital. La construcción de la vía exclusiva para el trole convierte al trayecto al sur un reto para conductores, que con la noche y la lluvia, desafían huecos y gradas. Sin embargo, "Qué tan lejos" nos esperaba en un lugar de Guajaló, en la ciudadela Nueva Esperanza, allá donde el cine llega, al parecer, por las líneas del tren.

Buses y autos circulan, en ida y regreso por una calle doble sentido. A un costado, junto a montes de piedras pequeñas, las líneas férreas conducen con la mirada hasta el paso a desnivel de la Morán Valverde. Estamos paralelos a la Av. Maldonado, a una cuadra, donde el tren fantasma amenaza, al igual que la lluvia, con suspender la función de "Qué tan lejos", la película de Tania Hermida. Los moradores de Guajaló, ataviados de ponchos, chales y chompas, salen con sus familias, con sus hijos. Las 2oo sillas previstas quedan cortas. La gente incluso se engancha desde los portales de sus casas y desde las ventanas, con las historias de Esperanza, Tristeza y Jesús, y ríen con cada mala palabra que sale de boca de los protagonistas, o cuando les recomiendan "cuidarase de los cuencanos". 

Llegó el momento en que todos veían como las líneas del tren se reproducían en la pantalla, cuando Jesús, Tristeza y Esperanza caminan por Alausí. Esa magia se conjuró para crear un espacio fenomenal, donde el cine se impuso a todo, incluso a la tenue musiquilla proveniente de un night club vecino a la carpa donde se instaló la proyección. 

La llovizna hacia el final de la peli no quiso quedarse por fuera. Pero la historia atrapó a los espectadores de Guajaló, que siguieron el desenlace casi sin  parpadear. Las líneas del tren fueron mudos testigos de un nuevo evento que cambio la vida, al menos durante dos horas, de un barrio, de una ciudadela, de una calle. Algo distinto pasó allí, y más de uno ya pidió que vuelva a pasar. 

Fue un espectáculo reconfortante, un acierto de Cero Latitud y del Colectivo Tranvía Cero haber llevado el cine a esta zona lejana del Quito comercial y romántico. Quedan tres barrios más por visitar, el viernes 10 de octubre, en Santa Clara, el sábado 18 en San Juan y el domingo 19 en la plaza del Cementerio de San Diego. Todas las funciones desde las 19:00. Prometidos otros espectáculos con ambientes mágicos. !Qué viva el cine para la gente!, y que tome las rieles del tren, para seguir su marcha por el país.  

Por: Santiago Estrella Silva